USO apoya la campaña de la CSI por un Nuevo Contrato Social, cuyo pilar esencial para la recuperación económica debe ser el trabajo decente y la financiación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

El miedo a perder el trabajo, la devaluación de los salarios, la desigualdad, son elementos que nos conducen a un nuevo contrato social. Todas estas distintas realidades muestran la desesperación que siente la población y el impacto que tiene sobre la confianza en la democracia y sus instituciones.

Por eso, desde USO apoyamos la campaña de la Confederación Sindical Internacional (CSI) por un Nuevo Contrato Social. Su pilar esencial para la recuperación económica debe ser el trabajo decente y la financiación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Resultados de la Encuesta Mundial 2020 de la CSI que precisan un nuevo contrato social

La Encuesta Mundial 2020 de la CSI revela que la mayoría de trabajadores encuestados están perdiendo la confianza en sus Gobiernos ante las medidas económicas que toman. Aunque esta encuesta se realizó antes de la pandemia, entre los meses de febrero y marzo, ya muestra que la situación para millones de trabajadores era muy delicada antes del covid-19.

La encuesta recoge la opinión de trabajadores de 16 países, que representan el 56% de la población mundial: Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, China, Chile, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Japón, Reino Unido, Rusia y Sudáfrica. La muestra, de más de 18.000 personas, fue preguntada acerca de 5 ejes temáticos: situación económica y laboral; confianza en los Gobiernos; cambio climático y transformación tecnológica; legislación laboral y protección social.

Los encuestados mostraron su preocupación sobre la situación económica y laboral que atraviesan sus respectivos países y la incapacidad de sus Gobiernos para hacerla frente. Los resultados solo conducen a un nuevo contrato social.

Salarios, cambio climático, desigualdad o miedo a perder el empleo

La clase trabajadora se enfrenta a problemas como el desplome de los salarios a escala mundial. El 75% de las personas encuestadas afirmaron que sus ingresos se han estancado o quedan atrás respecto al coste de la vida. Como afirma Sharan Burrow, secretaria general de la CSI: “una de cada dos personas no cuenta con un colchón financiero y no es capaz de ahorrar para hacer frente a futuras dificultades […], millones de personas afrontaron la pandemia debiendo escoger entre seguir trabajando o morirse de hambre”.

Esta situación genera unos niveles elevados de ansiedad entre la población. Así, el 52% de las personas encuestadas consideraba que, a principios de año, la situación económica de su país era mala . A esto se suma que el 71% de los encuestados considera que el sistema económico de su país favorece a los ricos.

A la mala gestión económica hay que añadir la preocupación de la clase trabajadora y sus familias por el cambio climático (69%); la creciente desigualdad (69%); el uso indebido de sus datos personales en línea (69%) y la posibilidad de perder su trabajo (67%). Se trata, por tanto, de problemas que dificultan el desarrollo de las sociedades, que requieren un nuevo contrato social con el que hacer frente a las nuevas dificultades.